La vida útil de un edificio pasa por diferentes fases a lo largo del todo el ciclo de vida: inicialmente, se trata de un diseño que hay que materializar como obra nueva o bien rehabilitar; posteriormente pasa por una fase de construcción o reforma, y finalmente, para su puesta en marcha, se contempla la fase de mantenimiento y operación, que será la de mayor impacto y relevancia en la totalidad del ciclo de vida.