Hola Marcos, ¿Cómo te iniciaste en el mundo BIM?, ¿Qué motivó esa decisión? ¿Cuáles fueron los primeros pasos?
Conocí el mundo del BIM a través de mi compañero Juan Antonio a finales de 2016 que me dijo literalmente “esto es el futuro” y a partir de entonces mi situación laboral me permitió conocer la metodología y profundizar en su conocimiento por mi cuenta, hablando con consultores ya iniciados de otros sectores y a recopilar sus opiniones acerca de su implantación en el mundo de la obra civil ferroviaria. Ya en 2017 se empezó a poner en marcha la idea de construir la nueva línea 10 de Valencia y pensé que sería una magnífica oportunidad para realizar una prueba piloto y aprender haciendo. A partir de ahí establecimos unos requisitos básicos y empezamos a formarnos en las herramientas y la metodología con el objetivo de implantar a medio plazo el BIM como metodología de referencia en FGV. En junio de 2018 arranca el primer contrato de redacción de proyectos con metodología BIM en FGV y hasta la fecha crecemos en alcance y en madurez como una mancha de aceite, con un hito importantísimo como es la publicación de nuestro manual BIM en noviembre de 2020.
Y respecto a FGV, ¿Cómo surgió ese interés por introducir BIM en los diferentes procesos?
Desde el principio vimos el BIM como una oportunidad de mejora para resolver muchos de los problemas a los que nos enfrentábamos en nuestro día a día como empresa explotadora y gestora de infraestructuras, sobre todo a largo plazo en la gestión de activos. Me imaginaba el escenario en que a través de modelos tridimensionales podía acceder a toda la información de un amanera visual, podía controlar y visualizar alarmas, podía trasladarme virtualmente para hacer una inspección y el BIM me ofrecía todas esas posibilidades. Estábamos pensando en información centralizada, unificada y estandarizada, en trabajo colaborativo, en parámetros y datos que nos iban a permitir explotar, mantener y gestionar, se hablaba de transparencia, trazabilidad, pre-construcción digital para reducir errores de construcción y mejorar la coordinación, hablábamos de digitalización, de entornos virtuales y de todo aquello que desde nuestra trayectoria profesional habíamos soñado. Vimos en el BIM la oportunidad para modernizar la manera de trabajar dentro de la empresa y de avanzar en nuestra visión. ¿Qué empresa pública no querría eso?
Ya ha pasado un tiempo desde que incluisteis requisitos BIM en pliegos por primera vez. ¿Qué habéis aprendido desde entonces?
Lo más importante es que hay que ir de la mano con el sector y evolucionar con ellos, aunque eso no significa que no haya que ser ambicioso en las expectativas, exigente en los requisitos y firme en su implantación. El sector necesita referentes claros y estables ya que hay muchos recursos en juego y la administración tiene un papel tractor muy importante para desarrollar la metodología, pero debe ser lo suficientemente flexible para adaptar sus exigencias y humilde para corregir los errores y aprender con sus contratistas.
A nivel interno, hemos aprendido que los requisitos BIM implican un nivel de transformación interna muy importante, un cambio cultural que debe de producirse simultáneamente al avance en el cumplimiento de esos requisitos y eso requiere un esfuerzo a nivel de formación, recursos y tecnología que solo se consigue con la implicación de las capas directivas mas altas y la determinación del equipo de implantación.
En esta etapa, hemos ido evolucionando nuestros requisitos gracias a las experiencias en los contratos y hemos tendido a racionalizarlos, simplificarlos y enriquecerlos con los usos que hemos ido detectando y con el foco puesto en la futura gestión de activos.
¿Qué nivel de madurez veis en el mercado analizando las propuestas que os llegan? ¿Veis diferencias entre el nivel de madurez en fase de proyecto y el de fase de obra?
El nivel de madurez del mercado está avanzando a un ritmo vertiginoso; el ecosistema BIM generado alrededor de FGV en cuanto al manejo del software, la generación de datos y parámetros, en la gestión de la metodología y en la aplicación de los usos. El hecho de tener requisitos exigentes hace que las empresas que concurren a nuestros contratos se armen y se preparen para ello en la misma proporción y estamos descubriendo un talento y un ímpetu que no esperábamos en un sector que creíamos estancado y está demostrando un dinamismo a la altura de lo que se espera del futuro de la obra civil, sobre todo en las ingenierías y proyectistas que casi todas ya habían tenido contacto con el BIM en otros ámbitos u otros países, sobre todo las más grandes.
Desde FGV hemos sido conscientes de la falta de madurez del sector, sobre todo de las constructoras, por ello siempre hemos dado la posibilidad de concurrir con ingenierías que complementen o suplan esa solvencia, aunque vengan del mundo de la edificación y la arquitectura para aportar los aspectos prácticos y metodológicos que luego se aplicarían a la especialidad concreta. Esta estrategia ha creado un clima de colaboración y de trasvase de conocimientos entre el mundo de la ingeniería y de la obra que ha revertido en una ganancia en la calidad de los trabajos, planteando alianzas transversales con planteamientos de mayor calidad técnica en ambos sentidos.
¿Cuáles son las mayores ventajas para vosotros de utilizar BIM en fase de diseño? ¿Y en fase de obra?
Para la fase de diseño resulta especialmente práctico tener un control visual de las soluciones que se están proyectando y de su calidad o corrección, tener acceso directo e inmediato a modelos tridimensionales sin tener que bucear e interpretar tomos de planos y tener un entorno centralizado, ordenado y estandarizado de toda la documentación generada. Supone una ayuda inestimable para la toma de decisión y la coordinación con los organismos públicos o la decisión política, pero sobre todo creo que la clave está en que es muy difícil hacer un mal proyecto en BIM, es complicado esconder errores en un modelo ya que quedan muy a la vista, la propia metodología te lleva por una senda que es difícil escapar de ella. La inclusión del BIM en los proyectos de Infraestructura ferroviaria tiene una curva de aprendizaje empinada, pero ofrece una calidad técnica y una definición que hasta la fecha no eran habituales, aunque queda aún bastante por avanzar sobre todo en la integración con la metodología tradicional y la interrelación directa entre bases de precios, unidades de obra y elementos modelados que faciliten el uso de esos modelos en etapas posteriores.
En fase de obra, independientemente de otros usos más vistosos, nuestro caballo de batalla es la trazabilidad; tanto de mediciones y presupuestos como de documentación a partir de los modelos. La trazabilidad de las mediciones respecto al modelo nos garantiza un control económico de la obra muy exhaustivo en el que los errores, omisiones o sobremediciones quedan drásticamente reducidos a la mínima expresión, obligando a llevar un seguimiento mucho mas “al día” de lo producido y certificado…no sin esfuerzo.
Por otra parte, la trazabilidad de documentación 2D: Planos, tablas, listados, esquemas…todo aquello que salga directamente del modelo, tenemos la certeza de que está donde tiene que estar y es como está proyectado y nos aseguramos que el uso en obra de esa documentación lleva a una construcción con menos errores y mejor planificada.
A partir de ahí, lo complicado es la gestión de los cambios y el encaje con una legislación completamente desacoplada de lo que la metodología BIM implica.
Una vez concluida la obra, pasáis a explotar y mantener el activo. ¿Qué debe ser tenido en cuenta en las fases anteriores para que la información del modelo BIM alimente vuestro sistema de gestión de activos?
Nuestro propósito es el de empezar la gestión de activos desde la fase de diseño definiendo qué equipos queremos gestionar y como han de ser modelados para incluirlos en una fase temprana ya en el circuito de la explotación, con una clasificación acorde a la nomenclatura habitual en FGV y con unos PSETS pensados y consensuados con el personal de mantenimiento y explotación para aprovechar todo el potencial de los datos que incluyan y con una clara orientación a su compatibilidad con el ERP de la empresa. En particular hemos definido un set d propiedades de SAP con una estructura de datos que permita una migración “masiva” de los parámetros de gestión para que el SAP los entienda y los acepte.
Tenemos el objetivo de disponer de un gemelo digital de nuestra infraestructura para poder explorar todo el potencial de los modelos tridimensionales y de los parámetros asociados pensando en control y telemando de instalaciones en entornos visuales, contextualización de entornos reales para inclusión de avisos, alarmas, monitorización, simulaciones. Pero el foco real, está puesto en disponer de información actualizada, estandarizada, homogénea y accesible de los activos y su documentación asociada y para ello hay que partir de fuentes de calidad que no siempre tenemos a disposición y que nos hemos propuesto conseguir a través de las herramientas BIM como nubes de puntos y la parametrización de modelos de estado actual.
Recientemente habéis publicado un Manual BIM, tanto para uso interno como de vuestros proveedores. ¿Por qué habéis creído conveniente desarrollar dicho Manual?
Supongo que el refrán “más vale prevenir que curar” nos ha inspirado para abordar nuestra estrategia de implantación. Creemos que el éxito reside en centrar unas buenas bases y reglas para que la gente pueda crear con calidad en lugar de centrarse en intentar corregir lo que se vaya haciendo. Creo que en cierta manera intuíamos la velocidad con la que íbamos a crecer e intentamos establecer los límites para evitar que la gran cantidad de contratos en curso y a la vista no divergiera de los estándares que estábamos promulgando. De otra manera hubiésemos tenido que dedicar una gran esfuerzo a la revisión y al enderezamiento que hubiese hecho difícil el crecimiento.
Por otra parte, nuestra estrategia de implantación parte de la asunción de la metodología y de su normalización por parte del equipo técnico de la casa y debíamos darles una guía, algo a lo que agarrarse, y el manual nos parecía una herramienta muy potente para cubrir ambos objetivos.
Una vez tomada la decisión, el contenido y formato de nuestro manual tiene un enfoque eminentemente práctico; está construido alrededor de nuestro entorno de trabajo y nuestras necesidades, es de FGV para FGV y aunque partimos de estándares ajenos, creo que hemos conseguido crear una herramienta útil, dinámica y aplicada.
En vuestro Manual hay una apuesta clara por el openBIM. ¿A qué se debe?
En nuestro ADN como empresa pública se han instalado conceptos como transparencia, eficiencia, concurrencia, igualdad de condiciones, competencia…y todos ellos casan a la perfección con la idea del openBIM. Nosotros no lo entendemos solo como formatos en estándar abierto gratuito, si no como una manera de ver, compartir y gestionar una metodología que revierte directamente en el ciudadano y como entidad pública no debemos apostar por soluciones concretas si no por la pluralidad, la concurrencia y el fomento del tejido tecnológico alrededor del BIM y de FGV.
De momento nos estamos beneficiando del software libre y somos conscientes del esfuerzo que están haciendo los desarrolladores para adaptar las herramientas openBIM a las funcionalidades que día a día se van demandando a los modelos y entendemos que desde nuestra posición estamos contribuyendo al desarrollo de una filosofía que trata de expandir el conocimiento mas allá de los intereses económicos, que suponemos que encontrarán su retorno por otras vías.
Con todo esto no quiero decir que estamos en contra de los grandes desarrolladores de software de modelado y de gestión que trabajan con licencias ya que gracias a ellos disponemos de modelos cada vez mas precisos y de herramientas cada vez mas potentes y todo ese esfuerzo se debe pagar, solo que FGV desde su rol de administrador y con las limitaciones de una empresa pública, adquiere una posición neutra y sencilla, no necesitando de más potencia tecnológica de la que ofrecen los formatos abiertos y el software de visualización y revisión…aunque aún quede mucho por avanzar y perfeccionar.
Para finalizar la entrevista, háblanos un poco del proceso de implantación interna. ¿Os habéis encontrado mucha resistencia al cambio? En caso afirmativo, ¿cómo la habéis vencido?
Para implantar el BIM en una administración pública hace falta mucho empeño y determinación y sobre todo una palabra que ahora está muy de moda y es la “resiliencia” para no desfallecer en el intento. Desde el principio hemos adoptado una actitud de ir muy poco a poco y con coherencia, tanto por el entorno externo como por el interno, pero sorprendentemente hemos conseguido convencer a nuestros jefes e ilusionar al equipo humano, la prueba está en la gran cantidad de proyectos que hemos sacado en tan poco plazo y no se debe a otra cosa de que la gente se ha subido al carro con ganas y hemos conseguido un equipo de implantación con un alto grado de implicación y técnicamente muy capacitado. Por otra parte y es de agradecer, apenas hemos tenido limitaciones ni barreras en cuanto a la dotación de recursos o el establecimiento de requisitos en los pliegos y aunque han generado algo de polémica hemos conseguido adaptarlos y encauzarlos.
Otra cosa es que en FGV todo el mundo tiene mucho que hacer y afrontar la curva de aprendizaje no siempre es compatible con el día a día de muchos de nosotros, e introducir el BIM desde 0, requiere de un empeño constante y una dedicación extra que no siempre se dispone de ella, de ahí que el equipo de implantación necesita de mucha resiliencia para no cejar en el empeño y seguir tirando del carro hasta que esto vaya solo.
En el proceso de implantación hemos contado con consultores y asesores de gran nivel que nos han guiado eficazmente para llegar donde estamos, muchas veces de manera prácticamente altruista uniéndose a un proyecto común.
Considero que FGV no ha tenido realmente barreras o una resistencia excesiva y los pocos escépticos que nos hemos ido encontrando se han ido convenciendo con los resultados que vamos mostrando…pero esto no ha hecho nada más que empezar debemos seguir con ilusión para aprovechar la oportunidad que se nos brinda de avanzar con paso firme hacia el futuro.