En esta píldora se analiza la aparición de modeladores BIM emergentes que vienen a convivir con aplicaciones más consolidadas. Reparamos sobre todo en dos características que los definen; por un lado, su capacidad natural de generación de archivos IFC, por otro, su gratuidad. Al margen de su posible interoperabilidad con aplicaciones tradicionales (gracias al uso de estándares), se analiza su posible uso por parte de un determinado perfil de usuarios que, sin mostrarse renuentes al cambio, se resisten a la adopción de la metodología BIM con argumentos basados en la repercusión económica (tanto la derivada del coste directo de las licencias como del indirecto de la formación e implantación).
Primera División
Como apasionado de la tecnología y la novedad, me reconozco amante de todas las propuestas de aplicaciones grandilocuentes que permiten desarrollar flujos de trabajo basados en metodología BIM; una metodología que, por lo demás, busca la eficiencia en la creación y gestión de modelos digitales que tratan de imitar la realidad de la construcción (una realidad dispar; ostentosa y solemne unas veces, más humilde o espartana otras).
Pero, grandilocuencia y eficiencia no tienen por qué ir de la mano. De hecho, una herramienta apropiada para el desarrollo de un hospital o un complejo residencial de 27 plantas, muy probablemente no resulte tan apropiada para el diseño y gestión de un modelo de vivienda unifamiliar o un pequeño centro de salud. O sí; nunca se puede menospreciar la capacidad de adaptación de una herramienta bien diseñada…
Todos conocemos las grandes aplicaciones de modelado BIM; año tras año nos seducen nuevas versiones acompañadas de campañas de presentación magníficamente producidas y orquestadas. Entornos gráficos muy cuidados se superponen a motores de gestión gráfica y paramétrica que, con sus diferencias y semejanzas, nos permiten, con todas las garantías, llevar a cabo el modelado de al menos el 99% de lo que nuestra imaginación pueda producir.
Todo es mejorable (y prueba de ello es la obligada renovación anual) pero, cualquiera de estas aplicaciones muestra una solvencia más que razonable.
"Next Gen"
A esos actores protagonistas se han unido en tiempos recientes otros, llamémosles, por el momento, “de reparto”. Presentan dos diferencias fundamentales; la primera merece poca explicación desde el punto de vista del interés del usuario: se trata de aplicaciones gratuitas. La segunda, es la que justifica que se hable de ellas en la página de buildingSMART: tienen como principal objetivo la generación de archivos IFC.
La gratuidad tiene mayor o menor importancia en función del peso específico que la compra o alquiler de licencias tiene sobre el montante final de ingresos de una oficina técnica. Poco, suponemos, en el caso de grandes empresas con altos volúmenes de facturación; mucho, en el caso de, por ejemplo, según el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, el arquitecto tipo español: 43 años, autónomo en estudio unipersonal, con dedicación a proyectos residenciales y nivel de ingresos brutos anuales de 22.265,00 euros.
La posibilidad de generación de archivos IFC sin necesidad de traducciones ni mapeos desde archivos nativos supone el otro rasgo diferenciador. Este rasgo debe ser entendido como una mayor predisposición a la incorporación del modelo diseñado a un flujo de trabajo colaborativo, por supuesto, basado en estándares.
Un caso tipo
A pesar de que últimamente me dedico casi en exclusiva a la formación y consultoría BIM, me siento identificado con el arquitecto tipo español: cuarenta y tantos, autónomo colegiado, volcado desde la finalización de mis estudios en el desarrollo de proyectos residenciales sencillos en un estudio unipersonal con colaboradores… Volviendo al primer párrafo; me encantan todas las grandes aplicaciones de renombre (disfruto desenvolviendo versiones de prueba y evaluación), pero, me planteo hasta qué punto resulta necesario hacer uso de artillería pesada cuando la guerra, más que guerra es una pequeña batalla, casi pelea de barrio.
Muchos de l@s arquitect@s tipo español@s, queremos hacer BIM, sí. Pensar en las metodologías CAD tradicionales parece algo poco menos que anacrónico (sufro mucho al ver a algunos de mis compañeros pelear en escenarios CAD…). Disponer de un modelo digital del que poder obtener de forma prácticamente automática planos y mediciones, sin mayores pretensiones, ya justifica sobradamente el cambio de proceso. No dar ese cambio supone una procrastinación casi injustificable que, sin embargo, dispone de un amplio catálogo de excusas, aunque de entre todas ellas, los costes elevados y la dificultad de manejo suelen ser las más usadas. La tercera, en realidad, suele surgir de la combinación de las anteriores: costes de formación e implantación.
Pero, ¿y si el salto al BIM no requiriera de tanto esfuerzo?
Las nuevas propuestas, disponibles a coste cero y con posibles curvas de aprendizaje muy suaves, abren una puerta a “perfiles tipo” que ahora mismo se debaten, o meditan sin total convencimiento, acerca de la adopción de la metodología. Al menos, llegados hasta aquí, se les deja sin dos de sus principales excusas.
Propuestas Concretas
Llamemos a las cosas por su nombre y citemos algunas de las propuestas que más han dado que hablar en los últimos tiempos:
Comienzo por donde no debería, citando una aplicación, SketchUp, que, aunque ofrecida en una versión básica gratuita, resulta insuficiente para llevar a cabo un modelo BIM. Justifico su mención, no obstante, como ejemplo de programa de modelado 3D accesible al gran público. El criterio de mínimos aplicado a su interfaz gráfica y al propio proceso de creación de objetos 3D ponen éste al alcance de cualquiera; modelado intuitivo en estado puro. El paso a una versión profesional (con capacidad para parametrizar, asignar atributos y clasificaciones IFC) obliga a pasar por caja. En todo caso, creo que resulta cita obligada por tres razones: su penetración en la comunidad técnica, su precocidad (en 2014 incorporó la capacidad de clasificación BIM) y el ejemplo que ha supuesto para el desarrollo de otras aplicaciones.
BlenderBIM, propuesta abierta y colaborativa donde las haya. Blender, programa no sólo gratuito sino libre y Open Source, con una de las comunidades de usuarios más proactivos que se conocen, viene, desde el siglo pasado, facilitando herramientas para el modelado 3D y la animación con multitud de aplicaciones (cine, animación, diseño, renderizado, impresión 3D, tratamiento de nubes de puntos, etc.). Además, y yendo al grano, desde 2019 facilita un add-on denominado BlenderBIM que permite no sólo el modelado paramétrico sino la creación de modelos IFC perfectamente clasificados. Supone, eso sí, una propuesta antagónica a la de SketchUp; la potencia del programa no se esconde bajo la interfaz de usuario, ciertamente no apta para todos los públicos. Aun así, no deja de ser una alternativa para quien quiera disponer de un programa de diseño sin, prácticamente, limitaciones y perfectamente integrable en un flujo de trabajo OpenBIM (la semana pasada, en una reunión organizada por BIMrras, veía una demostración de detección de conflictos sin salir de Blender).
CYPE Architecture; acaba de hacer su aparición en escena esta aplicación de la tan conocida CYPE Ingenieros. Podríamos decir que aúna puntos positivos de las citadas anteriormente; por un lado, la gratuidad (sin letra pequeña) y por otro, la facilidad de manejo gracias a una interfaz que muestra muchas similitudes con SketchUp. Presenta, además, la ventaja de ser una herramienta específica para el diseño arquitectónico y, lo que puede ser aún más interesante, perfectamente integrada en un ecosistema de aplicaciones que resuelven otras fases de desarrollo del proyecto (estructura, instalaciones, análisis energético, etc.). Si las pretensiones son las del arquitecto tipo presentado en un párrafo anterior, aplicaciones relacionadas, como la también gratuita Open BIM Layout u Open BIM Quantities permitirán la obtención de planos y mediciones, tanto del archivo IFC creado con CYPE Architecture como de cualquier otro IFC integrado al flujo de trabajo propuesto desde BIMserver.center.
Conclusiones y advertencias
Lo contenido en este texto no pretende más que poner encima de la mesa distintas alternativas de trabajo para la adopción de la metodología basada en modelos BIM y posibles puntos de partida. Hago referencia a un perfil profesional concreto, un pico estadístico que, por supuesto, no tiene por qué mostrar similitudes con otros perfiles profesionales. El enfocar hacia uno concreto permite proponer alternativas también concretas a las soluciones que, quizás, son ofrecidas de forma monocromática por canales comerciales directos o indirectos.
Ni las opciones aludidas tienen por qué ser las más indicadas para el perfil de estudio ni, por supuesto, dejan de serlo para otros. En el primer caso, creo, sí que pueden ser una vía de acceso plausible en tanto que dejan en la cuneta algunas de las principales dificultades asociadas a la implementación de herramientas: la repercusión económica y la complejidad formativa. Como vías de entrada pueden conducir al empleo de otras herramientas más ajustadas a las necesidades personales de cada profesional. En el segundo caso, la dificultad siempre estribará en buscar el punto de equilibrio entre potencial y facilidad de manejo; lógicamente, un mayor potencial suele traducirse en una interfaz más compleja (más rica en opciones). La búsqueda de ese punto de equilibrio estará inevitablemente ligada a la experiencia personal.
En todo caso, y frente a los más de 30 años de experiencia que presentan como aval algunas de las aplicaciones de modelado BIM más conocidas, hay que tener en cuenta que las mencionadas aquí: SketchUp(BIM), de 2014, BlenderBIM, de 2019 y CYPE Architecture, de 2020, acaban de emprender un camino que, seguro, tendrá largo recorrido.
Un último “disclaimer”; está píldora no pretende abrir un debate “Herramientas consolidadas vs. emergentes” sino, más bien, uno del tipo “Emergentes + consolidadas”; colaboración en sentido amplio. Eso sí, todo pasa por el uso de estándares.
Autor
Marco Pizarro es Arquitecto, con experiencia en muchos campos (alumno y profesor universitario, técnico municipal, de visado, de centros de asesoramiento colegiales, calculista, diseñador...) y, desde hace unos años, usuario, consultor, formador, beta tester y apasionado de la metodología BIM.