Javier Casado es Arquitecto y actualmente responsable BIM en el departamento de Arquitectura en AECOM y coordinador BIM interdisciplinar en la oficina de Madrid.
Javier tiene una larga experiencia en la gestión de proyectos de arquitectura e infraestructuras, así como en la implementación de herramientas y metodología BIM.
BS. Javier cuando fue tu primera toma de contacto en el BIM?
Como otras muchas grandes cosas, empezó por casualidad: Mi primer contacto con BIM fue hacia 2007 trabajando en una ingeniería donde parte del equipo trabajaba en AllPlan. Por entonces la terminología BIM no estaba muy clara y no era fácil imaginar hasta qué punto iba a revolucionar el sector de la construcción. En 2009, ya en otra empresa, un compañero de trabajo empezó a hablarme de nuevo software, Revit, que traía asociado una nueva forma de trabajar.
BS. Como te empezaste a formar, y si esta formación fue autodidacta?
Después de esta primera toma de contacto con Revit vino una humilde formación de 30 horas pero que me sirvió para conocer un poco mejor el software. A partir de ahí, comenzó una difícil andadura de formación autodidacta donde, junto con mi compañero Camilo Jimenez, teníamos que aplicar en paralelo 2D CAD y BIM.
Ahora puede resultar extraño, pero por entonces había que compaginar ambas metodologías y sacar la parte BIM a costa de un sobre esfuerzo personal y casi a escondidas para convencer a nuestros jefes de las bondades del nuevo sistema.
BS. Como te afecto el cambio, en tu día a día el hecho de evolucionar en la forma de trabajar del CAD al BIM. Qué beneficios detectaste en tu primera impresión.
Realmente podemos decir que el primer cambio que percibimos era el puro modelo 3D. Por primera vez éramos capaces de obtener visualizaciones de un diseño sin tener que pasar por un modelado más complejo en software específico como 3DMax. Incluso puedo decir que la empleé antes como herramienta de modelado y visualización que como generador de planos.
El beneficio que percibí inmediatamente posterior fue la actualización automática de los cambios en todos los documentos (plantas, alzados, secciones, tablas, etc). Como nos ha pasado a casi todos, tan pronto como empecé a generar documentación 2D a partir del modelo, percibí la inmensa pérdida de tiempo que suponía generar alzados y secciones en 2D por el sistema tradicional CAD.
Hoy en día, la totalidad de los proyectos de Arquitectura en los que trabajo en AECOM se producen en BIM. A mí, como a casi todos los que estamos ya metidos en este sistema, la simple idea de volver a hacer un proyecto mediante 2D CAD resulta sencillamente aterradora.
BS Como implantador, y coordinador de proyectos en dónde se utiliza la metodología BIM, cuál crees que es el principal hándicap que se van a encontrar las empresas en las primeros proyectos?
En mi opinión hay dos riesgos: Miedo e improvisación.
Miedo porque los márgenes de los proyectos son muy ajustados y a la gerencia de los proyectos le preocupa hacer experimentos que puedan lastar el proyecto o incluso la empresa entera.
Improvisación porque en el sector se sigue infravalorando la importancia y complejidad del salto a BIM. Es habitual escuchar a profesionales que tratan el tema como si fuese un mero cambio de software o un problema limitado al puro ámbito de la delineación.
La combinación de ambos produce proyectos sin hoja de ruta donde no se optimiza la herramienta y se incrementa la duración de la curva de aprendizaje con el consiguiente lastre para el proyecto.
BS. El hecho de trabajar en una gran empresa, de origen americana, y siendo español como eres, Cómo nos ves de preparados a los técnicos de nuestro país a la hora de utilizar metodologías de trabajo colaborativas? Nuestra “cultura meditarréna” nos puede suponer una barrera? Tendremos dificultad delante de tantos protocolos?
A priori, a nivel estrictamente técnico, nuestros ingenieros y arquitectos están muy bien preparados y valorados. Necesitamos, eso sí, completar con urgencia esas capacidades técnicas con capacidades específicas BIM. Es crítico que nuestras universidades incorporen este sistema de trabajo en los planes formativos cuanto antes o lastrará nuestra competitividad dramáticamente.
En cuanto las posibles barreras culturales, creo que afrontamos el mercado internacional con demasiada humildad. Probablemente se debe a que el mundo anglosajón nos gana por goleada en cuanto a procedimientos y estándares se refiere. Esa parte, sin duda, nos dificulta competir en el exterior.
Sin embargo, en nuestra experiencia en AECOM de trabajar desde España para otros países, una vez vencida esa primera barrera, cuando “aprendemos” las virtudes de tener procedimientos y procesos de trabajo, los técnicos españoles hacen un trabajo estupendo que nada tiene que envidiar al de nuestros competidores extranjeros. Probablemente se debe a que esa “cultura mediterránea” nos permite ser muy ágiles y versátiles a la hora de reaccionar ante nuevos retos. Precisamente, esa agilidad y rapidez de respuesta es la que hace que seamos técnicos muy bien valorados en el extranjero frente a la lentitud y rigidez de otras culturas.